sábado, 15 de diciembre de 2007

No te mentiría.


Te diría que te amo, pero sería insensata y deshonesta.

Te diría que te quiero, pero no eres más que la cosificación de la gratificación y satisfacción de mis necesidades.

Te diría que me gustas, sin embargo no alcanzo a percatarme de eso, todo corre rápidamente.

Te diría que te deseo, te lo diría una y otra vez murmurándote al oído suavemente o en un afanoso aullido ensordecedor. Te lo diría con certeza y a la cara, siendo así veráz y honesta hasta mi último poro impulsivo.

T
e diría desde el alma que te deseo delirantemente mientras te convierto en sangre desparramada en mi cuarto por el ímpetu de mi puñal y mis caninos, pues no hay vista, horizonte ni cuadro más bello que ese rojo intenso y metálico que me ofrenda tu cuerpo, desperdigado por mi habitación putrefacta, mas bella y mia, solo mia.

martes, 11 de diciembre de 2007

Que me hace feliz.


Mallén me invitó a formar parte de esta cadena, a pesar de no ser muy hincha de éstas me pareció entretenido hacerme conciente de cosas que me alegran, entonces aqui van ocho de ellas.

1. Dormir mucho, bien y soñar.

2. Las noches con inspiración para escribir, junto a un cigarro y un té caliente.

3.Encontrar esa mística interesante en una persona que crees conocer y que en una 
conversación le re-conoces.

4. Un borrachera de puta madre donde me haya reído hasta el hipo y las lágrimas.

5. Un libro que me deje extasiada.

6. Comer un chocolate dulce y delicioso A SOLAS.

7. Una larga conversación con l@s amig@s (aunque sean infructuosa jaja).

8. Una victoria de mi equipo de fútbol, Universidad de Chile.


Estas son mis respuestas más rápidas que puedo dar al MEME (que es un meme?) que me invitó Mallén

Ahora tengo que pasar esta lista a ocho personas y estas son:
Vere
Hanna
Cuchhhi
Paz
Digler
William
Warren Lee
Amorexia


Las reglas son sencillas: cada jugador debe realizar un listado de ocho cosas que le hagan feliz; las publican en su blog, junto a las reglas del juego, luego seleccionan a otras ocho personas para invitarlas a participar en esta dinámica, individualizándolas por su nombre o su dirección de blog, y listo.
Dato importante, dejen un comentario en los blogs de quienes han sido invitados por ustedes a hacer este asuntillo.

Abrazos y a hacerce conciente de esos detalles que cambian el día...

Para ti Amorexia es un desafío personal... ya sabrás por qué.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Por las noches te deseo.

Con delicadeza puso un pie en el piso, suspiró y se levantó de la cama, arropó tiernamente a su amante y tomó del buró una caja de cerillas con el nombre del ostentoso hotel que les albergaba y con la serenidad que le otorgó el buen sexo y la batahola de instintos que este le despertaba, prendió un porro mientras miraba por la ventana la pomposa vista que tenía la habitación.

Las interminables colinas bañadas en plata gélida, antecedidas por un frondoso bosque de intenso verde que dejaba oir entre sus resquicios los murmullos de almas y animales que habitaban en el lugar le dieron completa sensación de serenidad. Fuma, y su cuerpo se vuelve laxo, su sonrisa permanente y se felinamente elonga un poco de cara al bosque.

Sin poder conciliar el sueño paseaba por la habitación; tanto sexo, tantas emociones le abrieron el apetito y pidió servicio a la habitación una cantidad exuberante de comida, la más exquisita.
Comió con calma, monarca de esas cuatro paredes, su superioridad era obvia y se comportaba como tal, arrogante y con seguridad expeliente, reparó en abrir la ventana para acompañarse del aroma boscoso invernal, la imagen le pareció tan romántica que hasta creyó sentir amor por su efímera amante que descansaba entre sábanas de seda. Dejó la bandeja de comida a un lado y se dirigió nuevamente al buró, del que sacó un poco de cocaína. Con destreza inhaló y se volvió a sentar frente a la cama, mientras la brisa que entraba por la ventana seducia en suaves caricias su rostro y hacia danzar su cabello.  Su líbido insegura se asoma, y en una orgía se fusiona con la arrogancia y la locura.
-Ahora te voy a cantar- le decía a su amante, quien a medio reaccionar le miraba con impavidez e impresión, sin hablar, sin moverse, sin chistar, solo recorriendo frenéticamente con la mirada la habitación y su acompañante.
-Si tan solo supiera tu nombre preciosa- decía en la silla, guitarra a cuestas. Ininmutable la mujer no respondía, su boca medioabierta no acusaron recibo de las palabras esbozadas, solo su mirada seguía registrando todo.
-traje una guitarra, te va a gustar esto, te va a impresionar, no lo olvidarás-
Desenfundó la guitarra roñosa que expelía olor a madera vieja, la apoyó sobre sus piernas aun desnudas, contra su torso aun desnudo también y entonces comenzó a afinarla despacito y con cuidado entre sonrisas regaladas a la muchacha de la cama. Un silencio, la mira con lujuria, suspira profundo y entona una canción improvisada como oda a su silueta, a sus pechos firmes y sus caderas sinuosas, su pelo castaño dócil y sus ojos marrones, a sus manos suaves y pies delicados, a su tez de alba inocencia y sus genitales ardientes y profanos.
Cantó un par de minutos poesía barata y vulgar, cantó y se aburrió, ya no era entretenida esta aventura, inhaló otro poco de cocaína. A pies descalzos vagó por la habitación, un olor metálico carcomió sus narices y se aburrió más, se puso el vestido de gala rojo, vistió sus pies con tacones altos y puntiagudos, cogió su larga y bella cabellera rubia en una sofisticada cola de caida aterciopelada, colgó sus alajas del cuerpo; aros, collar y anillos, y pintó sus labios de rojo sensual intenso que hacían más intensamente exótico y hermoso su rostro terso y pálido, como genuina porcelana.
Se miró en el espejo-como siempre, gloriosamente inocente- pensó, retocó los últimos detalles, cogió el bolso y destapó a la mujer en la cama, la olió desde los pies hasta la melena marrón, besó los labios glaciales del pseudocadáver y con el índice de su mano chapuceó en el charco de sangre que nacía en el cuello de la mujer agonizante y terminaba en la almohada empapada, llevó el dedo a su lengua y con los ojos cerrados suspiró.
– te dije que te iba a gustar- murmuró con desprecio al oído de la prostituta casi extinta que solo le quedaba la frenética mirada y algo de conciencia para ver como su asesina emprendía camino a la puerta con el vaivén refinado de las caderas de una mujer sensual, satisfecha, instintiva, feroz y animal, mientras guardaba en su pequeña cartera camino a la salida el puñal oxidado que la acompañaba noche a noche, habitación en habitación, víctima a víctima, sangre a sangre.