viernes, 2 de noviembre de 2007

Tan azul


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Con los ojos apretados, los puños aferrados a las sábanas y un sollozo de resignación aceptó despertar. Comienza el día y ella camina inerte entre la gente, con un respirar lento y pesado en el pecho. El aire le resulta espeso.
Siempre transportada a otro lugar, a otra realidad, con la mente atiborrada de historias de amor imposibles, camina torpemente por la vereda mientras escucha siempre la gastada canción que le recuerda a él, sus compases son más que familiares, las notas se impregnan en su piel, y la melodía le otorga una sutil sensación levitativa al caminar.
Va escuchando la gastada canción, la única almacenada en su pendrive y a lo lejos divisa una figura conocida; si, era él, detiene el paso perpleja, su cuerpo se paraliza, el corazón se enmaraña en espasmos y arritmias nerviosas y un frío comienza a emanar de éste cubriendo su cuerpo con una gélida sensación, enfriándosele hasta la llema de los dedos, los ojos, las mariposas de hielo en su vientre e incluso su voz, la que vidriosamente y tras un esfuerzo colosal logra tímidamente producir un quebradizo saludo.
Esos fueron sus treinta segundos de gloria durante el apático día. Recobra el calor corporal, el corazón retoma su ritmo abatido para continuar su andar torpe, acompañada de la gastada canción y ausente en mente funciona quién sabe como.
Llega la noche, la tan esperada noche, cierra la puerta de su habitación, con un resuello de tranquilidad sella lo que fue su patético día, y ahi, entre ínfimos metros cuadrados siente reencontrarse con la vida, en un cuchitril desordenado pero oloroso, en un espacio reducido siente rozar la sensacion excelsa de eternidad que proporciona la felicidad y el amor.
Por fin dormir, por fin encontrarse con él, por fin besarlo y sentir su piel, por fin tenerlo junto a si, por fin apagar la luz y solo soñar.
Cierra los ojos y su rostro se convierte en tibia porcelana adornada por su sublime sonrisa, repasa una, dos, diez veces los treinta segundos de gloria para retener cada detalle de este hombre que le despoja la vida bajo la luz del sol, pero se la devuelve al alero de las estrellas.
Repasa la figura de este hombre de penetrantes ojos azules, tan azules como el horizonte, donde el cielo y el mar se reunen, tan azules como el viento aterciopelado que sopla en primavera, tan azules como el anillo que delinea la luna llena donde se junta su luz y el infinito del universo... Recuerda sus labios rosados, ajados y pulcros a la vez, y su sinuosa nariz tan perfecta como el azul de su vista.
Construida la fotografía se entrega a la quimera, la cual para ella justifica su existencia y vive, vive, vive mientras sueña...
Solo así lo tenía, solo en espejismos construidos con el sudor de utopías y fantasías, solo asi alcanzaba a robarle un poco de azul y un beso tibio...
Estaba enamorada, enamorada hasta las tripas de un hombre que conocía en sus sueños, que durante el día veía lejano y distante enterrado bajo libros y divariaciones epistemológicas, mas esa distancia embelesaba su belleza, refinaba su idealización y a la vez lo hacía más remoto...
Y así durante largo tiempo esperaba con ansias aferrarse a las sábanas y delinear su rostro con una onírica sonrisa.
Día tras día comenzaba a odiar más el fulgor del día, los amaneceres y sus aves, día tras día el lobrego cuartucho se convertía en el cobijo casi celestial de su alma enamorada.
Miles de sueños, miles de escenas, miles de besos y apasionados encuentros habían protagonizado las películas nocturnas que con naturalidad construía inconcientemente.
Miles de noches, miles de sueños, miles de miles...hasta que henchida del profundo amor que sentía por ese hombre de ojos azules y labios ajados, extenuada por el frío turulato que obstruía correr hacia él para contarle cuantas noches la había acompañado, cuantos sueños había construido, cuantos versos le había escrito y cuanto amor había sembrado en su espiritu fértil, cansada llegó a su refugio, escribió el epílogo para su amarillento cuaderno repleto de versos, los más bellos que se han escrito, los más bellos que se han escuchado, indicó a quién entregar el cuadernillo y con su mano atestada de pastillas somníferas se llevó a la boca estos elíxires de muerte, el pasaje a su propio edén.
En tanto algunas pastillas desgarraban la garganta a su paso y otras se deshacían en su boca, una curiosa serenidad la embaucaba, la que se erigía sobre la certeza de que este sería su último sueño mas sería infinito, e infinitamente estaría junto a él, el hombre de ojos azules, tan azules como el infinito desnudado por la luna y tan azules como el último suspiro de vida de esta mujer onírica y enamorada.

13 comentarios:

Amorexia. dijo...

No tengas miedo, no es nada.
Las sombras? Son solo eso... no son gente, no es nadie.
La soledad? Pero estoy a tu lado, no voy a dejarte, tómame la mano.
La oscuridad? Es solo un pensamiento, no lo tomes así, mira mas allá de los ojos.
El tiempo? Puedes tocarlo? Hueles los colores? Saboreas las texturas? Juega con la luz.
El barullo? No te preocupes, es solo el silencio que viene, relájate, tómame de la mano, levántate de tu cuerpo, este viaje será inolvidable!

enemigo de la especie... dijo...

cuando lei tu comentario en mi blogg, fueron mis treinta segundos de gloria en este dia de mierda.
hoy estoy profundamente triste, el paroxismo del amor es la tristesa no la alegria, es asi, nadie puede decir lo contrario, ese es mi unico dogma.
sabes cual es el unico problema con el amor?? ... que el amor no ama a nadiee! (eso es parte de un poema que escribi alguna vez)
saludos, que grato es leerte y que me leas.

RedPunkpino dijo...

Cuando vi tu blog pense que era un típico pokkeblog, pero me encuentro con todo un valioso rincón con estuctura y expresion: es el sentimiento y el pensamiento que genera humanidad. No se que te motivo hacer este blog, ni me interesa, simplemente quiero felicitarla por el espacio que ha creado y trabajado con tanta expresion.
Saludos.

JR dijo...

ya estas en mis favoritos, un blog estupendo.
un besazo querida Paz.

wílliam venegas segura dijo...

¿Eres pacíficamente pecosa? La paz sea en tus pecas.

verelogia dijo...

claro, crecemos y como dices, nos hacemos de cómo lo tomamos. Es dificil, sí, pero creo saber encontrar a cada etapa su belleza, quizás por eso he querido vivir tan rápido en algunos momentos de mi vida. Ahora vuelvo a caminar a paso lento, un tanto tembloroso pero bastante alegre y receptivo.

¿Cómo era?¿Elucubración? O.O Priscilla!!! Yo nunca he elucubrado!! jajajajajajajajaja

ya, eso era el comentario más chistoso que aparece hoy desde mi mente sedienta de Morfeo...

un saludo

Ro* dijo...

muy bueno!! me gusta tu blog!! felicitaciones!

besos

wílliam venegas segura dijo...

Gracias por tu pecosa visita. Buen texto, con cierta ansiedad, manejas bien la pecosidad de la puntuación. Sos una joven bella, es lo que te manda a decir mi monstruo fauno.

verelogia dijo...

si tiene ñoña!! cuando abres el perfil, aparece abajo del todo...no me acuerdo como es... http://www.alwaysleave.blogspot.com creo....

ya, dios nos castigará y mi estómago se morirá de inanición...pero yo no, porque me alimento de otras cosas...cogitabunda??mmm preferiria solo pensante... jajajajajajajajajaja

ya chauuu

Mallén dijo...

Hay, niña!!!! No era mejor pasarle los poemas directamente y listo???
Un beso...

Unknown dijo...

Qué alegría Paz, el haberte tenido en casa... te extrañábamos, aquel blog y yo. Mira que, si no me abuso de tu espacio, me gustaría dejarte acá un pequeño poema que en mi blog anda como de tercero y a lo mejor no lo viste. No sé, le tengo cierto cariño al cuentito este y, bueno, te lo traigo por servicio expresssssssss. Pero antes, reitero, es grato ver tu lindo rostro por allá... Que estés de lo mejor y... aquí va. Viene, mejor dicho:

"El amor lo puede todo"

Fue una tarde, gris tenue a veces muy oscura, a ratos, fría y desolada, quieta y en silencio, casi. El viento soplaba con cierto rencor desordenando las calles. Las hojas de los árboles de un parque danzaban al ritmo de músicas lejanas que venían con el viento, ajenas a ese frío de la tarde, gris tenue a veces muy oscuro a ratos.

En el centro de ese parque se erguía un Roble impresionante, optimista y luchador, como le concierne a un buen Roble. Sollozo como un hombre de verdad. Sollozo por amor. Sollozo como un verdadero Roble.

Bajaba una llovizna, leve, gotas que eran como finos hilos que caían del cielo, gotas que casi no lo fueron. Soy fuerte, soy Roble, soy fuerte. Tengo sentimientos, sentimientos nobles, y conocí el amor. Por eso…

Caminaba lento una pareja, como el tiempo lento transcurría esa tarde, caminaba lento por el parque aquel, unida, abrazada, como un día y muchos otros se abrazó en el parque una pareja de árboles. Por eso sollozo, porque conocí el amor. Ella fue impactada por un rayo, y yo, aquí, me quedé plantado, nada pude hacer. Mi vida cayó fulminada.

El sol se puso a guiñar su ojo, suavemente, lentamente, impuntual, y la tarde le sonreía con algún disimulo, un tanto fría aún. Sonreía, y el sol respondía acercándose más. ¡Todo lo veo tan oscuro! Si no fuese un Roble; si no fuese un Roble me daría por vencido. Quisiera ser un pusilánime cualquiera. Quisiera ser cualquier arbusto debilucho y frágil con licencia para caer; para estar en el suelo, tendido, sin ser señalado.

El sol se acercaba según esa tarde se lo permitía. Se recostaban su luz y su calor sobre aquel árbol, sobre aquel parque. Las parejas fueron ocupando sus lugares y las bancas del parque cumplieron sosteniendo un mundo de amor. ¡Este es mi día más oscuro! Más oscuro que ayer. Más oscuro que aquel. Siento que me muero. Me quiero caer…

La noche se cubrió de amor en el parque. Las hojas de los árboles dormían después de haber danzado con aquella música que trajo el viento. La música luego bajó desde unas estrellas, salpicando los sueños de los enamorados. ¿Qué fue de mi vida? ¡Esta no la quiero! ¿Dónde estás, amor? Siento que no puedo, siento que… Pero soy un Roble, debo estar plantado como se planta un hombre de verdad.
¿Qué es esto? ¿Qué siento? Siento una presencia… Sí. Sí, te estoy sintiendo a mi lado. Te siento mi vida, te siento…

¡El amor lo puede todo!
¡Omnia vincit amor!

Unknown dijo...

Aaah, Paz... disculpas por las carreras de este atarantado amigo, pero de fijo regreso, porque quiero, quiero leerte, tu historia, que por escasez de tiempo en este preciso momento, no leo... pero quiero.

Aguila Diurna dijo...

Estoy segura que él la encontró en esa dimensión onírica.
Tanto amor no puede ser desperdiciado.
Me gustó en cuentito.
Besos!